Un cuento que encontré

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Criaturas de la noche, la única diferencia es la falta de luz.
Nada cambia, la imaginación hace el resto.
Nada es tan siniestro como la imaginación dispuesta a tergiversar la historia de los sueños. Lugares creados para que habiten los seres que han sido modificados por el temor o el deseo a ser alguien distinto al que en el día camina sobre la tierra. El vuelo nocturno le adjudica todas las características que los propios límites impiden desarrollar bajo la lámpara solar común a la humanidad. La imaginación se permite tomar forma en un cuerpo que pueda subsistir en un mundo cambiante, ante cada cambio se adapta, se vuelve un ciclo, las transformaciones son simultáneas.
¿Cuál de ellas es el principio?, si el entorno se adapta al ente y este se adapta al ambiente.
Relatar la historia de una noche resulta agotador. Son tantos los ambientes, los sucesos, los finales...

– ¡Corre, no esperes! ¡Ya viene!
– Nada, nadie puede venir, estamos solos. Este espacio es solo nuestro.
– ¡No es así! Acepté la cláusula azul.
– ¡Azul! – La cara de asombro resultaba cómica, no había manera de dar marcha atrás, el contrato así lo especificaba, él no aceptó el juego con sorpresas. La muy insensata, por querer agregarle emoción se atrevió a pagarlas.

El plan no estaba resultando, las vacaciones pagadas en ese espacio virtual durarían treinta y seis horas de ese universo, solo tres del exterior…

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