15 de octubre de 2008

Dos horas después . . .

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No fueron necesarias para extrañarte. Cerraste la puerta y el anhelo de tí ya era tan grande que el espacio se redujo, asfixiante. Amanecía, y la luz se fue contigo. Noche eterna. Falta el motivo y la razón. Vacua el alma, sin sentido.

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