"Si
nunca despertaste en sobresalto
febril,
precipitándote hacia el lado
vacío de tu
lecho, tanteándolo
con manos
que se obstinan vanamente
contra
implacable ausencia.
Si no sentiste entonces la muerte
desgarrándote
en vida y agrandando
el vacío
entre tus venas inflamado,
el vano
apartamiento de tus muslos,
el ansia de
tu sexo.
Si no rompió tu voz ese gemido
que
acuchilla la turbia madrugada...
es que en tu
corazón no ardía la hoguera
que llamamos
amor.
En ella me consumo y es mi grito
tu nombre: a
ti me abro en carne viva.
Mi piel
muere en espera de la tuya,
mi sexo late
con ansiosa boca
de pez en la
agonía.
Y al no llegar tus labios con tu bálsamo
ni el fuego
sosegante de tu lengua
mi mano se
fatiga inútilmente
en estéril
caricia...
Porque tan sólo tú tienes las alas
para el
vuelo que mata y da la vida."
De La Vieja Sirena, de José Luis Sampedro ( En homenaje póstumo)
Gran novela, merecido homenaje.
ResponderEliminarGran novela, merecido homenaje.
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