12 de julio de 2007

Se deja de querer

...

Se deja de querer, y no se sabe por qué se deja de querer.


Es como abrir la mano y encontrarla vacía,
y no saber, de pronto, qué cosa se nos fue.

Se deja de querer, y es como un río
cuya corriente fresca ya no calma la sed;
como andar en otoño sobre las hojas secas
y pisar la hoja verde que no debió caer.

Se deja de querer, y es como el ciego
que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren;
o como quien despierta recordando un camino,
pero ya sólo sabe que regresó por él.

Se deja de querer como quien deja
de andar por una calle, sin razón, sin saber;
y es hallar un diamante brillando en el rocío,
y que, al recogerlo, se evapore también.

Se deja de querer, y es como un viaje
destinado a la sombra, sin seguir ni volver;
y es cortar una rosa para adornar la mesa,
y que el viento deshoje la flor en el mantel.

Se deja de querer, y es como un niño
que ve cómo naufragan sus barcos de papel;
o escribir en la arena la fecha de mañana
y que el mar se la lleve con el nombre de ayer.

Se deja de querer, y es como un libro
que, aún abierto hoja a hoja, quedó a medio leer;
y es como la sortija que se quitó del dedo,
y sólo así supimos que se marcó en la piel

Se deja de querer y no se sabe
por qué se deja de querer...

José Angel Buesa (Cuba)

3 comentarios:

  1. Perdón... el archivo de audio tiene como autor a José Ángel Buesa.

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  2. Dejarse de querer es triste, pero cuando eres consciente de que ha ocurrido, es inútil querer mantener con vida algo muerto. Amar es tan grande que merece la pena sentirlo profundamente. El amor llega, vuelve. Renovado, distinto, crecido, maduro y más fuerte. Un poema que lo refleja es sólo una forma de hablar. Un abrazo, ana.

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  3. Se deja de querer... cierto!! pero jamás se olvida.... y qué viene siendo peor???

    Hermoso poema..... ojalá siempre pudiesemos tener la facultad, capacidad y sabiduría de ver en cada trago amargo un lado maravilloso...

    Abrazos,

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